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Locales26-03-2020

Corona virus que esperar terminada la cuarentena en el Pais la Provincia y Esperanza   Por Gabriel E. Albarracin

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Ojalá las autoridades nacionales tengan razón y efectivamente el pico de la pandemia en nuestro país se alcance promediando el confinamiento domiciliario obligatorio de todos sus habitantes como también, finalizando este, estimo que el lunes siguiente al domingo de Pascua, tal como parecen indicarlo trascendidos periodísticos de estas horas, el número de casos se amesete y comience paulatinamente a descender evitando así el temido colapso del sistema de salud por la masiva afluencia de contagiados en estado crítico.
Sin embargo, más allá de las oportunas decisiones tomadas por el gobierno en la materia, y en pugna con mi sincero deseo que las previsiones oficiales sean reales, la observación de algunos datos de la realidad no me permiten ser optimista al respecto. Fundo esta apreciación en los siguientes hechos:
. Los primeros y más numerosos contagios de la pandemia tienen por epicentro al núcleo poblacional más denso del país, CABA y gran Buenos Aires con 16 millones de personas cohabitando en un círculo de 100 kms de radio,
. En ese conglomerado urbano, las medidas de aislamiento adoptadas, difícilmente se cumplan rigurosamente durante el lapso establecido por las evidentes dificultades de una parte apreciable de la población para asimilar consignas de autolimitaciones en el ejercicio de sus libertades ambulatorias, posiblemente por la influencia de una cultura de insano individualismo
. Según cifras actualizadas sobre posición social en nuestro país, aproximadamente el 40 % de esa masa poblacional es pobre, y un 60% de las personas ocupadas de ese colectivo, tienen empleos precarios o son cuentapropistas, por lo que es poco probable, que dependiendo de ingresos diarios puedan permanecer en sus hogares por más de una semana sin salir a procurarse alguna entrada de dinero para subsistir, habida cuenta que las ayudas comprometidas por el gobierno nacional en favor de estas personas, casi con seguridad no alcanzarán a todas las que se encuentren en esa situación como también que a la parte de ellos que efectivamente beneficie, le llegará luego de transcurrida al menos una semana, que es el tiempo burocrático mínimo que demandará la efectivización de la decisión política adoptada,
. La cifra de $10.000 anunciada por el gobierno como ayuda única y extraordinaria para parte de ese universo de cuentapropistas, más allá de la importancia del esfuerzo del erario público nacional que implica y de su indiscutible utilidad en favor de los destinatarios, tiene sabor a insuficiente como único recurso para afrontar los gastos de supervivencia de una familia tipo por un período de casi un mes, lapso resultante de tomar como fecha de comienzo del confinamiento domiciliario al 19 de marzo y de posible fin al 13 de abril,
. Como se ha visualizado hoy, 25 de marzo de 2020, día en el que estoy terminando de escribir estas líneas, las fuerzas de seguridad nacionales y de la provincia de Buenos Aires desplegadas para controlar y garantizar el cumplimiento real del aislamiento social y obligatorio decretado por el gobierno Nacional, difícilmente podrán conseguir el objetivo que se les encomendó aplicando la rutina operacional escogida para la ocasión ante desplazamientos masivos de personas.
Lo razonado hasta aquí permite anticipar, creo que con bastante certidumbre, que el resultado de política sanitaria general buscado por el gobierno nacional será alcanzado en un
porcentaje inferior al programado. Es difícil predecir hoy en cuánto debe reducirse la expectativa oficial sobre este punto, pero es un hecho irrefutable que los argentinos que no acatan ni acatarán la cuarentena por inconducta social y los que no lo hagan por necesidad, sólo en CABA y el gran Buenos Aires, darán base a un grupo de potenciales portadores y contagiados de coronavirus importante en número. El dia posterior al fin del aislamiento social obligatorio, estas personas circularán sin restricciones entre el resto de la población, serán parte del flujo de más de 6 millones que ingresan y egresan diariamente a CABA desde y hacia el conurbano bonaerense y de los 9 millones que transitan cotidianamente entre las populosas 40 ciudades que conforman ese cordón. A partir de ese momento comenzará el ciclo de expansión crítico de la pandemia en el país.
He tomado como base de este análisis a la aplicación del aislamiento social obligatorio en CABA y el gran Buenos Aires, pero en general, la situación en las ciudades más importantes del interior del país y sus cinturones urbanos no parece ser muy diferente, a juzgar por informes periodísticos de medios regionales a los que he podido acceder, en especial en Córdoba y Rosario.
Es evidente que las perspectivas de difusión de esta calamidad sanitaria serían mucho mayores si el gobierno nacional no hubiese adoptado las medidas en curso. En la práctica lo que se está haciendo es ganar tiempo para preparar al sistema de salud del país, si es posible creando una estructura de asistencia especializada en el tratamiento de los casos graves que se generan a resultas de la actividad del virus, más que blindándonos contra la dispersión de este patógeno. El tiempo que está corriendo es precioso para que todo el país se prepare para afrontar la secuela de enfermos con serias complicaciones respiratorias que inexorablemente llevarán a la muerte a un porcentaje estimado, por lo que conocemos hasta ahora, de entre el 3 y el 10% de los afectados. Ese tiempo no sólo corre para el gobierno nacional, sino también para los gobiernos provinciales y locales que también tienen responsabilidades ineludibles en la protección de la salud de sus poblaciones.
Sin pérdida de tiempo, es necesario formular ya, los planes provinciales y locales para atravesar esta contingencia con las menores pérdidas posibles a la vez que organizarse para que no falten los medios materiales necesarios, ni el personal sanitario idóneo pertrechado adecuadamente para que pueda desempeñar sus valiosa función sin obstáculos.
El sector privado también debería estar analizando en profundidad, además de las consecuencias económicas y sociales inmediatas de las acciones adoptadas para enfrentar la rápida propagación de la pandemia, la conformación de nóminas sectoriales de estímulos y compensaciones justas y razonables a peticionar al gobierno nacional. Además sería prudente comenzar a evaluar la posible circunstancia, que luego del fin del aislamiento obligatorio las industrias y comercios vayan a tener que operar y producir en un contexto sanitario anómalo porque la pandemia estará en plena expansión y será muy difícil que el país tenga margen para que se reintente paliarla con una nueva instancia de cuarentena obligatoria dados sus altísimos costos económicos, sociales y politicos.
Como luego de finalizado el confinamiento domiciliario vigente es muy posible que el gobierno nacional deje de establecer normas generales de conductas sanitarias obligatorias para las provincias y los municipios, resultará muy importante que se vaya planificando qué disposiciones provinciales y locales se aplicarán en la materia para que el desenvolvimiento
de toda la actividad económica se desarrolle en condiciones que no faciliten la maximización de los resultados dañosos de la pandemia.
Si actuamos con lucidez y celeridad, pueblo y gobierno organizados de la provincia y el de cada una de sus ciudades, podremos lograr que la crisis del coronavirus sea el recuerdo pasajero de un mal momento que entre todos pudimos superar y no el de una tragedia que no quisimos evita


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