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De mar Amar Segunda Parte19-11-2021

Capítulo Octavo

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Los hechos y personajes son productos de la ficción. Toda similitud con la realidad son mera coincidencia. (Los autores)

 

Alejandra! – Exclamó Sebastián despertándose, como aquella lejana madrugada cuando el sueño de la plácida noche mediterránea, lo llevó a la pasión encendida al otro lado del Atlántico con la pesadilla de una cenicienta de rojo. Estaba en la misma alcoba solitaria que se inundaba de mar y luna. Sintió la asfixia de la película de sudor frío que se adhería tan obstinada como los recuerdos de las carreras nocturnas en la arena de Mar de Ajó, por los jardines de las cabañas, por los filos de viento salino.

Todo era sentir. Y recordar.

Como aquella madrugada, como si hubiera retrocedido en el tiempo, se lanzó para comenzar a escribir la misma historia de aquel duelo epistolar que lo devolvió a su país de origen, que lo llevó a incendiarse en ella, en las cabañas de Mar de Ajó. Sintió el irrefrenable impulso de la poesía que volvía a brotar como una herida de manantial, grata, cristalina.

Y como aquella noche lejana, escribió; a sabiendas que cuando ella despertara para al municipio, como antes despertaba para ir al banco de Mar de Ajó, él se encontraría a una media mañana en Torrevieja. Y ella vería un mensaje en la bandeja de entradas

La adrenalina le hizo reverberar el pulso y escribió:

From

Sebastián Angelini

Torrevieja  - Alicante

To

Alejandra Eberhardt

Esperanza – Argentina

 

Querida Ale, mí amada pichona. . .

Desde que llegué a Torrevieja que no dejé de pensar un solo día en mi pichona. Escribiéndote desde aquí, en las solitarias y frías noches de mi departamento mirando el mar, no puedo dejar de pensar en los momentos que pasamos aquí cuando tuvimos a los melli, cuando te esperaba con rosas y un poema en la cabaña, y por supuesto en las noches en que te escribía desde esta misma habitación.

Tenemos que alejarnos por un tiempo del lugar que habitamos para saber cuánto necesitamos, cuánto pesa la ausencia de los seremos que amamos. Y quienes son más importantes en esa constelación de amores. Y por supuesto, sabés muy bien el sitial de preferencia que ocupas en ella. Me gustaría saber de todos como andan por allá, Los melli, Dante, Josefina. También haz extensivo mis saludos a Don Rogelio y Maruca. Decile a la tía que estoy incorporando sus historias a nuestra novela.

Porque aquí el trabajo si bien me exige, tiene interludios espaciales que me permiten volver a la escritura. Como ahora, que es de madrugada. Y pienso en el día del regreso. En los abrazos, en recorrer tu piel como en la dolorosa despedida en la quinta que aún llevo tatuada en cada poro

Ardo de deseos de tenerte aquí conmigo, o regresar mañana mismo para arrojarte en mis brazos en la pileta de Maruca hasta hacer hervores en las aguas

Poema

Espérame

Como el canto del cardenal

Incendiando la mañana

Espera mi canto errante

Volveré a través de los mares

De su misterio, gigante

Espérame

Entre la ola dorada del trigo de diciembre

Acuna los niños para que duerman la espera

Teje un moño de comunión, sonriendo

Planta un ciruelo para el próximo noviembre

Habrá una mañana de pan horneado

Que rezuma la levadura en la leña ardiendo

Tu amor incondicional

Sebastián

 

 Respuesta de Alejandra

From

Alejandra Eberhardt

Esperanza Argentina

To:

Sebastián Angelini

Torrevieja Alicante

 

Querido Sebastián

Quisiera que leyeras otras palabras. Me gustaría amado esposo, que recibieras en mis mensajes, la misma entusiasta energía que tienes allá. Porque más allá de lo que me extrañas, y dices quererme, cosa que no dudo en lo más mínimo, y del deseo que siento de ver materializado tu regreso, es evidente que ya no son los mismos intercambios que teníamos cuando desde Torrevieja me escribías a Mar de Ajó.

Porque aquí las demandas de trabajo en la agencia municipal y sudamericana, cuya complejidad y volumen van en aumento, se suman a las de la casa, los niños y los melli. En estos días además deberé ocuparme de hablar con el cura más cercano para la catequesis de Dante y Josefina, que deberán prepararse para su primera comunión. Y se van sumando cosas. Te necesito claro está, pero hay algo más que necesito. Tiempo para mí, un tiempo de silencio, un espacio de soledad, una oportunidad para que pueda decidir sobre lo que fuere sin que deba considerar si antes ya he satisfecho todas las demandas que me hacen, deberes asumidos, instituciones, personas y personitas, hijos. Veo con beneplácito que tu carrera ha vuelto a progresar con el giro que has dado volviendo a aceptar esos desafíos a que invitan las vocaciones profesionales;  pero también veo que yo nunca podría hacer lo mismo. Quiero decirte que no malinterpretes, te amo como siempre, te extraño y quiero y deseo sentir la zarpa de tus brazos, y arrojarnos como criaturas jugando a la pileta, todo lo que significa nuestro amor.

Pero a la vez sé que, aunque aceptaría, como me han hecho saber que puede suceder, el ciclo de conferencias en Puerto Rico y en Miami, para la comunidad de habla hispana de esa ciudad; no podría aceptar ese desafío y desaprovecharía de buena gana esa oportunidad. En los meet empresarios y las asignaturas universitarias no nos enseñan a combinar esos tips y planes propositivos de marketing con el placer inenarrable de acostar o acunar un bebé, de dar una mamadera, de preparar una torta de cumpleaños, u ordenar la casa para las visitas del domingo.

No se, tal vez sea una debilidad emocional que ha germinado en este tiempo en que te has ido, debilidad que a veces pienso, supiste aprovechar muy bien. No se bien cómo llegué con todo esto hasta aquí pero no quiero borrarlo y quiero que lo leas con amor y comprensión. >La misma comprensión que nació allá en las cabañas de Mar de Ajó; cuando nos comprendíamos tanto, cuando nos necesitábamos urgentemente, cuando nos jurábamos amor eterno, y el resto del mundo no importaba.

Te ama y te espera

Ale

Tu pichona.

 

Ernestina y Juan se enteraron por causalidad del viaje de Sebastián a España. Y aunque no existía prueba alguna que denunciara ruptura alguna, un deseo inconsciente, puso en Ernestina la convicción que su padre se había separado de Alejandra o estaba en planes de hacerlo.

Rápidamente, le comentó a su Juani. Pero Juan no veía con el mismo entusiasmo que Ernestina, la noticia de que su padre haya regresado a Torrevieja. En parte porque, consciente de la crisis familiar el pensamiento de Ernestina estaba más alimentado por el deseo que por una correcta interpretación de la realidad. Cuando volvió del Instituto y preparó un almuerzo a las volandas para Juan que debía partir a su trabajo acostó a su bebé y en el silencio de cuartucho que alquilaban escribió lo que venía rumiando a lo largo del día

From

Ernestina Angelini

Mar de Ajó Argentina

To

Sebastián Angelini

Torrevieja España

Hola Pa

Cómo estás? Desde el cumple de los melli que esperaba para escribirte, pero no me decidía. Ahora sé que estás en España y has vuelto a tu trabajo anterior. Me alegro mucho papá. El periodismo, el inevitable compromiso ideológico con tus antiguos ideales, hasta en el aspecto cultural, aunque me duela que estés tan lejos, me alegra por otra parte que regreses a tu vocación. Porque es tu vocación a lo que te hará feliz y que es además una tarea mucho más noble que la fría asistencia a grupos económicos, a ese nido de intereses vacío de humanidad y de voracidad de poder.

Aquí al Juani le va bastante bien en su laburito y estamos ahorrando. Pronto se va a recibir y vamos a pelearla mejor.

No es que quiera meterme en tu vida pero tal vez estás pasando una crisis que no debes observar como una caída sino como el paso necesario para replantear algunas decisiones de vida. Te conozco papá. Y se que tal vez te enoje que mencione a Alejandra. Pero su presencia en tu vida ha vaciado tu esencia. Talvez ese espejismo pueda superarse. No sé cuando regresarás o si tu partida es definitiva por la ruptura con Alejandra, que es lo que me dijeron que pudo ocurrir. >Lo cierto es que podríamos seguir en contacto por este medio que me parece lo más adecuado hasta tanto sea posible una conversación personal.

Espero novedades tuyas

Un beso enorme pa

El correo de Ernestina desarmó a Sebastián y se preguntó porque su viaje habría de interpretarse necesariamente como una ruptura. En el ánimo de su tormenta interior la sospecha, tornada en solapado deseo, de Ernestina, no dejaba de enlazarse con la tensión que arrastraba desde las lejanas pampas de Esperanza.

La súbita crisis de poder interno que nunca pensó ver tan soberbiamente invertida, un tanto por el tesón de Alejandra tanto como por el azar; lo había conducido una vez más, de la mano de su inefable amigo a regresar al encanto aventurero y no por ello menos profesional trabajo de la investigación periodística. Sus ideales proyectados en la faz intelectual y de la escritura, volvieron a vincularlo con la novela. Novela cuyos borradores llevaba siempre a cuestas; y que ahora abrazados al aire limpio y filoso del mediterráneo nocturno lo liberaba de los tediosos rimeros de contratos y asesoramiento jurídico. Aquellas jornadas se habían vuelto necesarias, cotidianas, repetitivas; envueltas en el modelado papel de regalo de la superficialidad burguesa-que tanto aborreció en otro tiempo- y cuya gris eficiencia solo era alterada por las incursiones que María José Ulrich realizaba sobre su pasado con un café a deshoras.

Gus trató de animarlo a sobrellevar esta suerte de redivivo exilio, consciente que el extrañamiento de su amigo lejos de repercutir por un desarraigo cultural o de estilo de vida, ya que para él era regresar al lugar donde se había realizado y crecido, radicaba en el amor de una mujer. Y su propia experiencia lo alertó recordando que, los lazos de esa naturaleza, no encuentran fronteras o límites que no sean capaces de alcanzar y trasvasar. Si bien no tenía el expreso propósito de alentar una ruptura, tampoco quería dejar de ayudar a su entrañable amigo a que se encuentre a sí mismo. Y en todo caso en volver a traer a su familia a Torrevieja. Decidió prudente, contenerlo no solo con objetivos de trabajo sino acompañándolo como en los viejos tiempos, de parranda; como cuando era un “exitoso exiliado”. Alternaban las visitas a la cervecería balcón de lomas a comer gambas, cigalas y mejillones o al Anfiteatro Gin & Ron Club a escuchar una buena pieza de jazz.

Pese a que las comunicaciones telefónicas con Alejandra seguían una secuencia de dos o tres veces a la semana, los viernes habían elegido como el preferido para escribirse por Messenger o con correos electrónicos que daban espacio para reflexiones más profundas y exposiciones y diálogos más extensos.

El último mail, enigmático de Alejandra, había dejado a Sebastián desorientado. Con una espina que navegaba en la ancha herida de la culpa y un larvado resentimiento por sentirse expuesto como victimario de una pasión que amenazaba con apagarse. 

Pensó mucho en cómo responder el mail de Alejandra. Llegado el viernes siguiente, demoró bastante en definir su texto. La demora, que en la soledad de su cuarto mediterráneo parecía un detalle trivial y sin importancia, tendría consecuencias insospechadas del otro lado del océano en la quinta de los Eberhardt.

 

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Alejandra redescubría su formación religiosa cuando una tarde abrió la biblia al azar y leyó extasiada el Cantar de los cantares. El súbito interés por la Sagradas Escrituras no era un capricho de azar. Dante y Josefina, no habían pasado la comunión aún. Y se decidió a cubrir con esa fase de su formación, que la remontó a sus primeros escarceos en los templos cuando aspiraba a ser catequista. Fue luego de esta singular revelación, cuando decidió comunicárselo a Sebastián en el último correo que le había enviado

Pensaba en esto cuando se hallaba frente a la Sacristía esperando a que el sacerdote la recibiera. No supo muy bien que la impulsó a abordar la problemática del amor. De una religión, que como le habían enseñado se fundaba en el amor, y a su vez abrigaba profundos prejuicios e interrogantes sin respuestas sobre sexualidad, erotismo y amor.

El caso es que luego de las preguntas formales en la iniciación de la catequesis para preparar a Dante y Josefina para pasar su primera comunión; decidió consultar al padre que la recibió sobre la lectura que la había atrapado: El canto sublime que es de Salomón según decían algunos escribas, El Cantar de los Cantares.

-Es hermoso padre >Daniel

-Sí lo es-

->Es un canto de amor- agregó Alejandra contemplando las imágenes de santos.

-Dios es amor-

De pronto Alejandra giró como quien toma una decisión largamente meditada y mirando fijamente preguntó.

-¿Se enamoraron los apóstoles? ¿Tenían novia, esposa, una mujer a quien amar?-

-Hay muchas formas de amar, Alejandra. El amor a los padres y a los hijos, el amor a Dios, a la naturaleza. En fin, el amor es infinito-

- Si claro. Pero imaginemos el amor en el sentido romántico. Un sacerdote no puede enamorarse de una mujer?-

-Nosotros elegimos. Todos elegimos en la vida. Y elegimos a quien y como amar. Si nos consagramos a nuestros hermanos y nos entregamos a Dios, ejercemos ese amor que queremos dar. . .

-Si si Lo sé. Y respeto a muchos sacerdotes que aman a los que sufren el dolor, la pobreza, la enfermedad, cosa que respeto y admiro pero. . . como decirle a ver. . . mucha gente, laicos quiero decir, aman a sus semejantes, colaboran en instituciones, algunas de la Iglesia, y aman a sus hermanos, padres hijos. ¡Pero también tienen espacio y tiempo para el fuerte de los amores! Tienen esposa o esposo. ¿Porque un sacerdote no podría casarse?

El sacerdote empezó a impacientarse, acorralado recurrió a una ironía

-Tiene idea del trabajo que daría lavar varias mudas de sotana?

Rieron los dos

-A propósito, ¿y quien les lava la ropa a ustedes?

-Bueno- respondió el cura aliviado a que la conversación mutara hacia ámbitos menos peligrosos- las hermanas del convento y las señoras de la comisión parroquial que se encargan del mantenimiento de. . .

-¿O sea que ni siquiera en una institución de hombres, absoluta y hegemónicamente conformada por hombres, las mujeres no se libran de trabajar? para atenderlos ah?

El sacerdote aliviado del curso que tomaba la charla agregó

-Créame que algunos lavarropas automáticos son más complejos que la filosofía o la teología-

Y volvieron a reír. Pero Alejandra no soltaba a su presa, solo le había dado un descanso.

-No entiendo el celibato. ¿Por qué? ¿Por qué negarle a un hombre que el amor a Dios y el servicio a sus semejantes, no se comparta con el amor a una mujer? Más aún, ¿por qué una mujer no podría enamorarse de un sacerdote? Y casarse como todo el mundo. Sabrían lo que es tener hijos, lo hermoso de una familia y también las responsabilidades, las dificultades

- Solo falta que me plantees “total después podrían divorciarse. . .” si algo anda mal.

-No hablé en esos términos. Y me parece injusta la observación. Porque no hablaba de las realidades que cada persona pueda tener. Sino globalmente. Como una renovación de la propia Iglesia. Varias veces la Iglesia se renovó, cambió cosas, y recuperó la confianza de la gente, de los creyentes-

Hubo una época en que se quemaba a las brujas, las hogueras, la inquisición, ¿Qué sacerdote hoy. . . quemaría. . .?

El Padre giró agitando el dedo-La Iglesia pidió perdón por sus errores, y rectificó sus posiciones frente a temas conflictivos

-Si. Pero debieron transcurrir tres siglos y medio para que la Iglesia reconociera oficialmente, en 1992, que Galileo estaba en lo correcto y sus teólogos profundamente errados: ¡la tierra gira en torno al sol! Piense padre que según los registros históricos a Giordano Bruno a morir quemado en la hoguera y a Galileo a prisión perpetua en su hogar. Que la Iglesia persista en creer, contra lo que la ciencia sostiene, que la abstinencia sexual es el camino a la perfección humana y que la abstinencia sexual es posible de por vida, es un error de impacto importante que desvirtúa la religiosidad y la propia realidad humana. . .

-la Iglesia no se ha pronunciado al respecto de muchos temas que pueden ser problemas nuevos, o muy antiguos, según como se los mire. Pero como bien dice Ud., Alejandra, la propia autoridad eclesiástica, aunque pueda considerarse lenta para hablar sobre determinados casos o problemáticas en algún momento lo hará, si lo juzga oportuno y necesario.

-De acuerdo. Pero no me refiero a Roma. Le preguntó por un momento a Ud. Qué opina sobre el amor del hombre y una mujer y su sacerdocio?

En ese momento sonó el celular de Alejandra

-Debo irme ahora, Padre. Pero prométame que seguiremos hablando de esto. No es fácil encontrar en la >Iglesia alguien que se anime a debatirlos al menos.

-De cuerdo- dijo sonriendo- Y paz contigo.

 

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El mail de respuesta de Sebastián no aparecía en la bandeja de entrada, ya avanzada la tarde en la computadora de Alejandra. Turbada por las consecuencias de sus palabras en su último correo, la accidentada charla con el sacerdote y el creciente temor por el silencio proveniente decidió sumergirse en su mundo de trabajo tratando de calmar su ansiedad, con las tareas domésticas dejando los informes para sudamericana para cuando recuperara la tranquilidad y seguridad en si misma.

Se hallaba abocada a cortar el césped como si buscara que el zumbido de la máquina anulara su barullo en la cabeza, cuando distinguió una figura de ropas blancas que apoyado en el portón de reja en la entrada de la quinta, agitaba la mano derecha.

Apagó el motor de la cortadora y se dirigió a la entrada decidida a espantar a uno de los clásicos vendedores ambulantes que solían merodear las quintas.

Cuando estuvo a un palmo de la reja no dio crédito a sus ojos y exclamó:

-¡Enrique!-


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