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De mar Amar07-05-2021

Capítulo Primero

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El juego había sido siempre el mismo. En esa temporada vertiginosa en que por las noches se amaban furtivamente, Alejandra escapaba del tedio de su matrimonio para encontrarlo en el umbral de las cabañas. La esperaba con el lazo anudando un poema escrito a borbotones, tierno como la rosa que le pasaba por el cuello mientras le susurraba su canto al oído. El juego había sido siempre el mismo. La tendía de espaldas con una cinta de raso le vendaba los ojos y exploraba con avidez y paciencia cada centímetro de su piel bajando desde sus ojos, le mordía tímidamente los labios, el cuello, bajando por las ondulaciones y valles de su vientre. Pero aquella noche, Alejandra lo detuvo y le sonrió enigmática. Le tomó Las muñecas y se las arrastró hasta detrás de su cuello y le hundió el vientre con sus rodillas. El comprendió el juego y cerró los ojos antes que la venda de raso se los cubriera. Alejandra se tendió sobre él, como una serpiente que se enrolla para dar el asalto certero. La respiración comenzó a acelerársele. Un molusco tibio le sembraba de estertores el tórax, una huella de saliva le resbaló por las comisuras de una boca inundada. Su diafragma galopaba un ritmo ascendente, elevando y suspendiendo el cuerpo de Alejandra que parecía horadarle cada uno de los poros, una lava emergente le incendió el vientre.

-Alejandra!- gritó Sebastián en la soledad de cuarto. Y despertó rodeado de la misma oscuridad herida de luna con que se había dormido recordándola. Tardó en recuperar la conciencia y el dominio de sus extremidades. Supo entonces recordar que Alejandra estaba a 11.000 kms más allá del mar. Miró el reloj. Supo que pronto sonaría la alarma para ir a la oficina. Y con nervios adolescentes se lanzó a la computadora a escribirle. Supo que del otro lado del mar cuando el estuviera en su primer breakfast de la oficina, Ella despertaría y vería un correo de España.

 

Querida Alejandra

Me es imposible vivir sin vos en esta tierra lejana. Recuerdo las noches que pasamos juntos en la playa. Y no he dejado de verte en mis sueños. Te veo de día en cada una de las chavalas que andan por las calles y en las tiendas. Ahora hago el café y salgo a trabajar pero voy a tenerte  en mente todo el día. Quiero saber de vos, como estás y acaso si no quisieras venirte a conocer Torrevieja. He pensado en ello desde que nos vimos la última vez en Buenos Aires. No eres feliz allá, lo eres? Aquí hay lugar para los dos y tus niños. Que vas a hacer sola en un país que camina de crisis en crisis. Se que es un arrebato, pero es la verdad. Si tengo que ir a buscarte lo haré. Solo decime. La próxima vez escribiré algo más, ahora solo tengo esta poesía loca que te mando, que había escrito allá en argentina y no te pude entregar en las cabañas, debe tener todavía el aroma del vino conque me emborraché imaginado tus ojos a un palmo de los míos, tus manos en mi espalda y tus labios junto  a mi cuello. Dolorosamente hermosa bajo la luna como en aquella playa de Mar de Ajó. Vamos Ale, escríbeme pronto, te quiero tanto que no voy a vivir la misma vida si te pierdo, debo ir a trabajar y van mis versos:

TAL VEZ, UN DIA CUALQUIERA

 

Puedo escribirle a Ella.

Puedo, claro que sí,

aunque no lo sepa.

 

Caen los versos, los más sentidos

como una lluvia morosa.

Ruedan de papel las hojas,

bañadas en aromado vino.

 

Puedo escribir por ella,

claro que puedo.

Aunque no lo sepa.

 

Aunque no lo sepa

y no lo imagine.

Ni remotamente.

 

Ella puede volver memorable,

un episodio banal.

Con el brillo caramelo

de sus ojos de papel.

 

Ojos que conservan

el misterio de la tierra;

relámpagos de cobre que coronan,

como a una cima invernal

resplandeciente y nevada,

a su sonrisa inmortal.

 

Tal vez un día de estos

la invite a caminar.

En la nocturna hora

de un viejo valle lunar.

 

Si, tal vez la invite

una noche a caminar,

para que luminosa,

sonría como siempre

y así exploremos el sendero

de mi ya cansado andar.

 

Tal vez en el bronce otoño,

tal vez para la pascua,

o en el invierno breve

que lo detiene todo.

 

Tal vez un dulce día

le diga que la quiero,

la tome de la mano

tal vez en primavera,

beba de su mirada

y le pida que me quiera.

Con inmenso amor de Sebastián, para Alejandra, mi sueño detrás del mar.

 

 

Alejandra Eberhard no tenía la costumbre de abrir su correo ni durante el desayuno ni en su casa, sino en las primeras horas en la oficina de su trabajo. Cuando lo hizo esperando tropezar con los habituales reclamos de los clientes, se quedó helada ante la inquietante dirección de ingreso:

From: Sebastián Angelini

Torrevieja – Alicante

To: Alejandra Eberhard

Mar de Ajó - Argentina

 

Alejandra era una joven argentina nacida el 14/04/1988, hija de un empleado de la industria del cuero en Buenos Aires y de una ama de casa oriunda del interior argentino.

Cursó sus estudios terciarios recibiéndose de “Técnica en Administración Bancaria” y logró quedar como empleada efectiva en sucursal de Banco Nación Argentina en Mar de Ajó, luego de realizada su práctica profesional a principios del año 2008.

A sus jóvenes 20 años conoce a José Madero, un hombre 15 años mayor que ella que frecuentaba su oficina por obligaciones y/o transacciones que le demandaban su puesto como gerente en una empresa automotriz de la zona.

En su inocencia y su angustiante búsqueda del príncipe azul, Alejandra cede rápidamente ante sus insistentes invitaciones a salir y comienzan una relación amorosa.

Tres meses de iniciada la relación ella queda embarazada de su primer hijo Dante. Sin muchas opciones deciden alquilar un departamento y comenzar una convivencia en Mar de Ajó, así ella seguiría con su trabajo y tendría a su familia cerca para que le presten ayuda luego de nacido el niño ya que José estaría fuera todo el día viajando y atendiendo los requerimientos de la automotriz.  

Al año de convivencia se casan y no mucho después llega su segundo hijo, era una niña, Josefina!.

Ya con dos niños pequeños, su trabajo de oficina y las tareas del hogar, comenzó a teñirse un poco gris, estresante y hasta aburrida la vida para Alejandra. Prácticamente no tenía amistades, había renunciado a casi todo progreso personal y profesional para poder dedicarse y ocuparse de su familia y para dejarles una buena crianza a sus hijos siendo una madre presente en el hogar, pero José no había hecho lo mismo, excusándose con sus obligaciones laborales, asistía a reuniones sociales o cenas empresariales cada dos por tres y no volvía a casa.

Sin saber exactamente qué sentía, Alejandra vio desteñirse al príncipe azul que había idealizado en su esposo y su vida se convirtió nada más y nada menos que en una rutina diaria de obligaciones, sin emociones ni espontaneidad..

Para finales de 2014 la automotriz que empleaba a José tenia nuevos proyectos de inversión con subsidios nacionales y para su presentación se organizó una cena y baile de fin de año donde asistirían distintas personas con distinciones, desde integrantes de automotrices, entidades bancarias, políticos, etc.. era la primera fiesta a la cual asistiría Alejandra en años, y aunque iría con su esposo, la sola idea de arreglarse de gala y salir sin los niños la había hecho florecer un poco. Se pintó las uñas de rojo para hacer juego con un solero largo color coral rojizo, unas sandalias color plata que tenía guardadas desde su adolescencia, se peinó el cabello medio recogido, se puso el conjunto de aretes y gargantilla de su casamiento y se maquilló resaltando su mirada y sus delicados labios..

Y allí estaba, radiante otra vez, pero su esposo parecía ignorarla.. solo iba de charla en charla con sus colegas y amigos de negocios... cansada de la indiferencia de José, Alejandra decide hacer lo mismo y disfrutar del evento, no tardó en poner atención en una persona que parecía mirarla hacía rato.. era un hombre bastante mayor pero muy atlético, moreno de ojos verdes… con cada mirada le parecía mas y mas interesante, una persona con mucha vida vivida y que le transmitía una cierta pasión con solo su presencia…

 

 

 

Querido Sebastián,

Como verás me ha tomado un poco de tiempo poder contestar tu mail...

Preferiría poder decirte que no me pasa lo mismo, que no sos lo primero que pienso cuando me levanto ni lo último al ir a dormir, que no revivo en mi mente cada momento contigo solo para sentir por un rato más la felicidad que me inundaba en cada uno de ellos, que no leo una y otra vez cada poema que me escribiste sólo para no dejar de sentirme enamorada… pero no es así y no puedo ocultarlo.. He intentado negarlo, he intentado hacer como si nunca hubiera pasado nada pero no puedo, se me sale por los poros…

Tienes razón, no soy feliz aquí… pero es la vida que elegí alguna vez, elegí ser esposa y madre y debo hacer lo correcto, mis niños son pequeños y me necesitan, José es un buen hombre que sólo está ocupado con su trabajo y lo hace por el sustento de esta familia aunque me haya descuidado un poco y supongo que son crisis comunes en los matrimonios, tu deberías saberlo estuviste casado! Aunque siempre para el hombre es diferente que para la mujer pero no voy a entrar en discusión contigo...

Cuando recibí tu mail no pude evitar sonreír y sentirme aliviada de corresponder a tus sentimientos!! Pero… no puedo prometerte nada. Te pusiste a pensar qué pensarían de una pareja con tanta diferencia de edad? Seguro que no, pues como dije antes para el hombre es muy distinto que para la mujer…  yo no dejo de pensar en ello y en qué dirían si dejo a mi marido empresario  con dos niños pequeños y me fuera del país contigo…

Espero no me odies con lo que te estoy diciendo, solo quiero que me entiendas…  tal vez de aquí a un tiempo todo vaya tomando otro curso pero hoy es esta mi realidad..

Y quiero que sepas que contigo me sentí viva otra vez! Me sentí mujer! E iría a conocer España o cualquier lugar del mundo mientras sea contigo!...  Si vuelves por aquí, me gustaría seguir conociéndote…

Te quiero..

Alejandra.

 Un nuevo juego se había reiniciado entre los amantes. Lo que Alejandra no sabía era que la tormenta que se cernía sobre su vida y su realidad familiar, solo estaba por comenzar. Lo que Sebastián no sabía es que a su regreso al país, no solo lo esperaba Alejandra, sino además una turbulenta huella del pasado.

Y lo que ninguno de los dos sabía, ni siquiera podían sospechar, era que sus pasiones se cruzarían fantásticamente con la tragedia más aterradora, más sanguinaria de la historia del país.


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