FM Aarón Castellanos

Fecha: 05-04-2020

Categoria: Deportes

AGUANTE LA MEMORIA Por Junta Historias “Del campito a la 5ta”

AGUANTE LA MEMORIA Por Junta Historias “Del campito a la 5ta”

AGUANTE LA MEMORIA
Por Junta Historias
“Del campito a la 5ta”
Una mañana nos encontramos con “Cachito” Gasser para hablar de viejos tiempos. Por allí andaba la “Tita” Carrel, hermana del “Gato”, hija de Don “Quito” y esposa del recordado futbolista y dirigente de Sportivo, Rodolfo Cazzaniga. Comenzamos entonces a darle rienda a los recuerdos en torno a unas fotos y una camiseta con más de cincuenta años. Esta le perteneció al amigo y fue usada en los torneos Evita de los años 50’, cuando la “purretada” de los pueblos del Departamento Las Colonias se entreveraban detrás de una número cinco y una ilusión de “crack Starosta”. La casaca era lo único que le daban a los chicos, las zapatillas y el pantaloncito corría por cuenta de ellos, y sobre esto dijo Cacho; “aquél día me habían comprado unas alpargatas de yute marca “Tero”, y las tuve que sufrir porque me ajustaban demasiado el empeine. Fuimos a La Pelada en camión y parados; pasamos primero a levantar un equipo del Colegio San José y otro en Progreso. Los caminos eran todos de tierra, lejos estaba el asfalto todavía pero íbamos contentos y riéndonos por salir “afuera”. Se jugaba de noche y el regreso se estiró hasta las 24. En mi casa estaban preocupados y mi viejo me estaba esperando en la comisaría, adonde había ido por noticias de la delegación. ¡El chofer se había perdido entre cortadas, caminos y vueltas, por al camino del Cululú, ABC y Progreso!
Esta etapa desembocó en uno de los clubes del barrio, Sportivo para “Cachito”, seguramente influenciado por Don “Lili” Copello, que en estos día andará por Esperanza. Época de Alberto Vernazza en la institución de Alem y Rivadavia, a la que dirigió tantos años. Donde algunos jugadores veteranos se mezclaban con los pibes que venían de 5ta, con olor a campito, plenos de gambetas entre ortigas y espinas, salidos de la magia de las pelotas de trapo y las número 2 que eran duras como un fierro y con costura de tiento en el pico.
“La gente que tenía el club entonces, junto a Don Pili, eran el Señor Vega, Juan Gamboa que hacía de entrenador, ellos enseñaban lo que podían, se hacía un poco de gimnasia, tan distinto de hoy que de cinco años ya están aprendiendo en las escuelitas. Nosotros del campito saltábamos a 5ta si teníamos la edad, donde aprendimos a patear solos. A los 11 fue mi comienzo en los torneos Evita, estaba en cuarto grado, después Sportivo con 15 o 16”.
Un hermoso recuerdo de “Cachito”, como lo llaman sus amigos de toda la vida, es la inauguración de la cancha del “Zanjonero” con la visita de Colón de Santa Fe. Él y “Kolino” Weidmann, hoy un remisero que anda en servicio, fueron nominados por el Entrenador “Chinchu” Valenti de suplentes. Eran unos pibes sobrecargados de gloria por estar en esta celebración en medio de la Primera. Pero lo risueño de la anécdota consta en que los suplentes tenían otras camisetas, distintas a las diez nuevas que habían comprado para este singular acontecimiento. Los titulares contaban entre sus filas al “Cabezón” Magna, uno de los máximos “próceres” del albo, que pasó por Colón, que fue pedido según cuentan los memoriosos, por Independiente, y terminó su carrera en Atlético de Rafaela donde se erigió como uno de sus máximos goleadores. “Era habilidoso, cabeceaba bien, tenía velocidad y por la conformación de sus pies, hacia adentro, le pegaba a la pelota con una comba extraña que dificultaba a los arqueros. Una vez me dieron sus botines y fue imposible que los pudiera usar. Pero el con sus pies enganchaba las pelotas maravillosamente”.
Aquí hicimos una pausa para seguir en la siguiente semana Dios Mediante, las cosas del fútbol en nuestras calles está siempre latentes, muy vivas sus páginas aún. (José López Romero)